En la Batalla de Caseros, ocurrida el 3 de febrero de 1852, el ejército de la Confederación Argentina, al mando de Juan Manuel de Rosas, fue derrotado por el Ejército Grande, compuesto por fuerzas del Brasil, el Uruguay y las provincias de Entre Ríos y Corrientes, liderado por el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza.
Rosas, herido de bala en una mano, huyó a Buenos Aires. En el "Hueco de los sauces" (actual Plaza Garay) redactó su renuncia.
"Creo haber llenado mi deber con mis conciudadanos y compañeros. Si más no hemos hecho en el sostén de nuestra independencia, nuestra identidad, y de nuestro honor, es porque más no hemos podido".
Pocas horas después, protegido por el cónsul británico Robert Gore, Rosas se embarcó en la fragata británica Centaur rumbo al exilio en Gran Bretaña.
Además de la ejecución de Chilavert y varios oficiales rosistas en el campo de batalla, todos los sobrevivientes del Regimiento de Aquino fueron fusilados sin juicio, y sus cadáveres colgados de los árboles de Palermo.
La batalla de Caseros permitió al Partido Unitario de la Argentina organizarse en Buenos Aires, llamar a una constitución, y empezar a definir una estructura de gobierno liberal.